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lunes, 3 de enero de 2011

Carta a los Reyes Magos(El Correo, 03.01.11)

Carta a los Reyes Magos.

Manfred Nolte

Queridos Reyes Magos:

Desde la manifestación de aquella estrella atípica que motivó la primera cabalgata de la historia han transcurrido un par de millares de años. Vaya, que estaréis más que habituados a los sobresaltos de coyunturas cambiantes, y a las sucesivas alternancias de alegrías y desazones que estas acarrean.

Fieles a vuestra fantástica misión cada año en estas fechas, os coláis inadvertidos en los aposentos de los habitantes más diminutos de la tierra, satisfaciendo en la medida de lo posible sus infantiles encargos, redactados desde el mundo sin límites de la inocencia.

En esa ensoñación reside la primera dádiva inadvertida, puesto que lo más hermoso del deseo humano reside en el tiempo y modo en que este se proyecta, cuando uno diseña la pasarela que unirá sueño con realidad.

Como ciudadanos adultos comprendemos que no somos sujetos de vuestra competencia, pero nos permitiréis, con todo, que sigamos vuestra invisible estela y os narremos la consternación que existe a nuestro alrededor. Tal vez sin volver el rostro queráis dejar caer algún mágico algoritmo, alguna receta o aviso que leeríamos ávidamente sabiendo de vuestros buenos sentimientos.

Resulta, Majestades, que en algo más de tres años hemos pasado de ser héroes de un milagro económico a actores de una burda farsa de corral de comedia. De envidiados a objeto de mofa. De alumnos aventajados a titulares de la última fila de la clase, la de los torpes y permanentemente aleccionados, los de dudosa reconducción.

Nos descolocó en un principio que los pirómanos convictos (aunque no confesos) de la gran banca americana, de donde partieron todos estos males mayúsculos que azotan el planeta en general y a nosotros en particular, se hayan ido absolutamente de rositas. Rescatados y bendecidos. Hoy, tres años después, los sonrosados muchachotes de Wall Street vuelven a descorchar botellas de champán para festejar escandalosas gratificaciones millonarias.

Más tarde nuestro sistema financiero, la avanzadilla de Europa con su bandera singular de provisiones anticíclicas, empezó a tambalearse fruto del crack inmobiliario. Hoy acumula en sus carteras millardos de euros de activos adjudicados en pago de deudas, de cuya digestión nadie es capaz de aventurar plazo ni resultado alguno.

Y como consecuencia de todo ello, la recesión, el paro, el gigantesco endeudamiento público y con él el descrédito internacional y el dedo inquisitorial de la comunidad inversora , la amenaza del bochorno secular: el impago y el rescate.

En dos años el país se ha empobrecido alrededor del 4% y aunque las estimaciones oficiales de crecimiento para 2011 se cifran en un tímido 1,3%, los chicos del FMI creen que se quedará en el 0,7% y los más pesimistas de Fitch lo rebajan al 0,5%. En cualquiera de los casos la tasa de paro puede rebasar el 20%, un nivel que, adicionalmente, amenaza con durar bastante más de lo esperado.

Las medidas de austeridad acordadas con los socios de la eurozona para reducir el déficit público hasta un 6% del PIB pueden ser técnicamente adecuadas pero arrastrarán a miles de familias al desamparo y a la pobreza.

De monarca a monarca: el de aquí ya ha certificado más de cuatro millones y medio de personas sin empleo, con una tasa de paro juvenil del 42% que duplica la media de la Unión Europea. En el comercio, 30.000 establecimientos cerrados con 90.000 empleos perdidos. El coste medio por trabajador y mes cayendo, debido a la congelación relativa de los salarios y el sector público que ha asumido el torniquete a sus emolumentos sin pestañear.

Altezas: ahí está una encuesta de Caritas que no se refiere al África Subsahariana ni a otras bolsas de indigencia flagrante del hemisferio sur, pero que comparte con ellas el bochorno de las cifras. En España unas 9 millones de personas están afectadas de pobreza ’moderada’ con 6.000 euros-año de ingresos (un 19,6% del total), de los cuales, los severos(un 3,1%) sobreviven con menos de 3.000 euros anuales.

Aquí es donde os necesitaríamos.

¿Hay remedio disponible para superar este calvario? No queremos el oro de Melchor que tal y como se cotiza en los mercados internacionales descuenta el estallido de otra burbuja sistémica. Ni incienso, más idóneo para perfumar a las Merkel, Sarkozys u otros líderes de lo que ahora se llaman los ‘emergentes dinámicos’.Tal vez lágrimas de mirra para adormecer nuestra rabia y apuntalar nuestra paciencia, haciéndonos esperar que pronto otro futuro será un presente mejor.

Y aprender también, en lo que nos toca, la lección de la experiencia, que, como ya adelantó Oscar Wilde, no es sino el nombre que damos a la lista de los errores cometidos.

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