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domingo, 24 de abril de 2011

Minerales raros(El Correo, 24.04.11)

Minerales raros.

Manfred Nolte

Asaltaremos al amable lector preguntándole el significado de nombres como praseodimio, holmio, terbio o disprosio. Para darle pistas descartaremos a personajes de un nuevo episodio de ‘la guerra de las galaxias’.

Vecinos en la tabla periódica, en realidad son minerales -números atómicos 57 al 71- también llamados ‘raros’, (MR). Hoy tienen luz propia, como la tuvieron el uranio y el plutonio con el desarrollo de la energía atómica. Comprenden al escandio, el itrio y los lantádinos. Estos últimos son un grupo de 15, compuesto –además de los ya citados- por los elementos cerio, erbio, europio, gadolinio, lantano, lutecio, neodimio, samario, torio, tulio e iterbio.

La siguiente pregunta es como sigue:¿Qué tienen en común un teléfono móvil, un billete de banco, los superconductores, los sistemas de comunicación por fibra óptica y los equipos antipolución de su coche? Todos ellos –y millares más de productos de uso cotidiano- contienen cantidades reducidas de algunos de estos oscuros elementos químicos del planeta. Las baterías recargables necesitan lantano, mientras que los cristales de las televisiones planas requieren cerio. Los sistemas de escape de los automóviles contienen rodio, y los motores magnéticos de alto rendimiento precisan neodimio y disprosio. Todos ellos tienen propiedades únicas y cruciales para la miniaturización, las aplicaciones láser y la eficiencia energética.

Los atípicos elementos tienen sus peculiaridades, ya que siempre se hallan mezclados, debiendo ser secuencialmente desagregados con los consiguientes costes de explotación. En la mayoría de las minas, el peso o porcentaje se decanta hacia los minerales raros ‘ligeros’ que comprometen el 97-99% de los recursos, mientras que los raros ‘pesados’ son mucho más escasos. Como consecuencia, los precios difieren sustancialmente: 450 dólares el kilogramo de europio frente a 4,5 dólares el de cerio.

La demanda global en 2008 fue de 124.000 Toneladas por un valor de 1.100 millones de dólares. Las previsiones apuntan a 300.000 Toneladas para 2017 con un valor de 4.100 millones de dólares. Se estima que el 25% de las nuevas tecnologías requerirán el uso de minerales raros.

En pocas palabras: billones de dólares de productos de tecnología punta que serían imposibles sin la existencia de MR.

Un capítulo ulterior de esta charada se inicia con motivo de la colisión ocurrida en setiembre pasado entre un pesquero japonés operando en aguas limítrofes a las islas Diaoyu y dos guardacostas japoneses. Japón detuvo al capitán del arrastrero. China respondió cortando el acceso de Japón a la producción de sus materias primas estratégicas. Tras el incidente se esconde una amarga disputa de varias décadas en relación a la soberanía de las islas. Pero el hecho insólito es que debido a una contienda diplomática, China exhibe su poder negociador bloqueando la exportación a Japón de MR, estratégicos para su producción.

Y es que la patria del gran Dragón concentra el 95% de la producción mundial de este tipo de elementos. En Julio de 2010 el problema se ha agudizado al decretar las aduanas chinas contingentes y tasas a la exportación de estos elementos en una nueva política de acumulación de reservas estratégicas. En consecuencia sus precios se han disparado.

A lo largo y ancho del planeta, los países han despertado del letargo a la evidencia de que la Republica popular controla potencialmente el futuro de sus industrias tecnológicas. Este fenómeno se agudiza cuando occidente aborda la transformación de su industria automovilística hacia motores híbridos o eléctricos que utilizan dosis críticas de MR en sus cadenas de producción.

Son varias las razones que han llevado a China a convertirse en el Goliat de la industria vanguardista y poder exhibir esta situación dominante. Los procesos de excavación y proceso de los minerales, altamente tóxicos, han contado con una tolerancia total en el ordenamiento del gigante asiático frente a las más estrictas regulaciones medioambientales de occidente. Por otra parte la errática política de precios practicada por la industria china ha destrozado cualquier iniciativa de la competencia, precisada de acometer inversiones masivas, con la constante amenaza de un retorno a situaciones previas a la adopción de contingentes.

A la creación de una OPEP uninacional de los minerales estratégicos, hay que agregar otros atributos desestabilizadores para la economía occidental: las masivas ayudas de estado que facilitan la obtención de contratos clave, la presión sobre las compañías extranjeras para deslocalizar sus sedes hacia territorio chino y en particular la política cambiaria: un ‘yuang’ competitivo que no está dispuesto a revaluar. Súbitamente el coloso asiático monopoliza todos los ases de la baraja.

La moraleja de esta narración resulta tan cínica como razonable: lo que occidente no ha sabido practicar en dos centurias de hegemonía económica se torna una tímida exigencia a la nueva superpotencia mundial: que asuma generosamente las responsabilidades de transparencia y equidad inherentes a su status de liderazgo.

domingo, 10 de abril de 2011

La carta de los Obispos( El Correo, 10.04.11)

La carta de los obispos.

Manfred Nolte

‘Una economía al servicio de las personas’ es el título de la reciente carta de los Obispos de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria dirigida al conjunto de fieles e instituciones, tanto de iniciativa social como pública, que forman nuestro entramado social(www.bizkeliza.org).

El tema abordado es “la aguda crisis que estamos padeciendo”, las “situaciones graves de pobreza y exclusión social entre nosotros”, que impulsan a la jerarquía diocesana a asumir su responsabilidad.

Los autores no pretenden realizar un sesudo ejercicio de investigación ni adentrase en el laberinto de las controversias teóricas. “Nuestro deseo es comprender los hechos de manera adecuada, leerlos a la luz de la fe”, proponiendo los cambios necesarios para que la realidad económica esté al servicio de “toda la persona y todas las personas”, ofreciendo su propia respuesta solidaria.

El propósito de estas líneas es triple. En primer lugar aplaudir la iniciativa en sus términos más generales y convenir en la descripción de los hechos descritos. En segundo enmarcarla en las líneas de pensamiento y de acción globales sobre la promoción del desarrollo. En tercero y último constatar la feliz convergencia de éticas y religiones en la persecución del ‘bien común’.

Pudiera haberlo sido, pero el texto publicado por los Prelados es lo más alejado de una fácil proclama panfletaria. Aunque la infundada modestia de sus redactores alude a la renuncia al rigor científico o a la aportación de soluciones técnicas o políticas, su lectura nos descubre unos amanuenses perfectamente documentados, que siguen paso a paso la génesis de una crisis de indiscutible origen bancario y estadounidense, que se desparrama por el planeta generando una cadena de horrores en el plano de la economía real, y luego de la presupuestaria, alimentaria y energética. La carta aventura que “esta crisis se ha producido por una combinación de desenfoques teóricos, errores técnicos y faltas éticas”. Aludiendo a un número de carencias básicas sobre la que se asienta, destaca las doctrinas sobre los mecanismos autorreguladores del mercado, la ausencia de una autoridad monetaria global, y la carencia ética, sin la que esta crisis no se habría producido del modo como lo ha hecho.” Difícilmente encontraremos estudioso alguno de la fenomenología de esta ‘gran crisis’ que disienta siquiera en parte de estas proposiciones.

Una segunda consideración recuerda que la más alta y emblemática representación de la sociedad civil –la de mayor ambición democrática- se alberga en la Institución de Naciones Unidas. En ella convergen lo mejor de las aspiraciones de la inmensa mayoría de países y de sus ciudadanos y es Naciones Unidas la que ha producido hitos insólitos como su ‘Declaración de Derechos humanos’ y una serie de cuerpos doctrinales concomitantes.

Pues bien, el acervo doctrinal sobre promoción del desarrollo de Naciones Unidas que nace en el ‘Consenso de Monterrey (2002),pasa por la ‘Declaración de Doha’(2008) y se rubrica en la ‘Conferencia sobre la crisis financiera y económica mundial y sus efectos en el desarrollo’(2009), responde a una inspiración mimética de la recogida en los valores de la pastoral de Obispos y en general en la doctrina social cristiana , tales como “el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la participación, y la solidaridad” . Basta recordar que Naciones Unidas ha tipificado como un derecho humano el ‘derecho al desarrollo’, que emana directamente del artículo 28 de la ‘Declaración Universal’.

Cuando la carta manifiesta que “estos principios se ordenan a la consecución y preservación de los valores de la vida social, inherentes a la dignidad humana: la verdad, la libertad, la justicia, la paz…” estamos escuchando a una larga lista de vanguardistas de la sociedad civil, encabezados por líderes como los nobel Stiglitz o Sen, entre muchos otros.

El tercer y último punto constata que ,si bien el diagnóstico y las terapias propuestas por las organizaciones civiles y la doctrina social de la Iglesia son abrumadoramente convergentes, varía esencialmente su objeto material, esto es, el ángulo de interpretación de una misma realidad, aunque no su diagnóstico ni su prescripción terapéutica.

La carta de los Pastores diocesanos es una aproximación aquí y ahora de los grandes postulados recogidos en la doctrina social de los Obispos de Roma. Para su correcta interpretación debemos remitirnos a su carácter pastoral y trascendente. No escuchamos tan solo una llamada a la reforma social, sino la voz de la sociedad eclesial que acude a las últimas raíces de la fe para auspiciar las coordenadas morales de los mercados.

El distinto prisma antropológico y teológico en nada obstaculiza la hermandad de las conclusiones. Éticas y religiones deben darse la mano para ser más flexiblemente interpretadas y más libremente compartidas. Pero de su convergencia brota un haz de luz esperanzador para los más desfavorecidos.

domingo, 27 de marzo de 2011

Las consecuencias económicas del desastre japonés .(El Correo,27.03.11)

Las consecuencias económicas del desastre japonés.

Manfred Nolte

La irreparable pérdida en vidas humanas relega, sin duda, a un segundo lugar la estimación de otros daños mayores derivados del terremoto de Sendai del 11 de marzo pasado. Pero asumiendo con absoluto respeto esta dolorosa premisa, podemos adelantar que acabamos de ser testigos de la catástrofe natural más costosa de la humanidad.

El desastre japonés se cobrará un doble peaje a escala nacional y mundial.

1.-Comenzando con el efecto impacto en su propia economía, la opinión dominante equipara la respuesta a esta última catástrofe con otras anteriores, lo que se traduce en un notable retroceso de tipo puntual, aunque transitorio, seguido de un rebote enjundioso del PIB como consecuencia de las tareas masivas de reconstrucción. Diversos analistas aventuran sus cálculos anunciando una pérdida de medio punto porcentual para el conjunto de 2011(Merrill Lynch), seguida de un crecimiento importante en la segunda mitad del 2012. De forma más matizada Schroders vaticina una caída del 1,5 del PIB en el primer trimestre del año compensada en el segundo semestre y con senda expansiva a lo largo de 2012.

Otras visiones son menos halagüeñas. Para el Banco Mundial el impacto de la triple catástrofe nipona afectaría negativamente a su PIB entre un 2,5% y un 4%. A su ya debilitada demanda y a unas finanzas en estado de máxima fragilidad vendría a añadirse una crisis fiscal (déficit publico del 10% del PIB en 2010).

En cuanto al endeudamiento público (230% del PIB en 2010), el más alto entre los países adelantados, posee la característica de estar suscrita en su práctica totalidad por los propios contribuyentes japoneses. Una deuda adicional estimada para la reconstrucción de 300.000 millones de dólares podría tal vez provocar rebajas de su rating, pero no parece que impusiera límites ni a su solvencia ni a su capacidad de colocación, ya que se la deben a sí mismos.

Como complemento lógico cabría esperar una repatriación apreciable de ahorro exterior, la revalorización indeseada del yen, y una relativa pérdida de competitividad que reiniciaría el circulo pernicioso liderado por una demanda decaída.

2.-En cuanto a los efectos de la triple tragedia japonesa sobre la economía planetaria, debe partirse del hecho de que Japón constituye la tercera potencia mundial, de cuyo producto final representa el 8,7%, y de que su sistema productivo desempeña un papel crucial en el escenario global de la industria pesada, las finanzas o la tecnología de punta. Sin embargo las repercusiones finales descuentan un alcance relativamente limitado. Japón posee una balanza comercial muy superavitaria en la que las exportaciones superan con creces las importaciones. Una reducción de estas últimas afectaría la demanda de exportaciones del resto del mundo y con ello a sus cotas de renta. Pero las estadísticas recuerdan baremos relativamente bajos: solo el 5% de las exportaciones americanas fluyen con destino a Japón, al igual que un 8% de las exportaciones chinas. En el más pesimista de los escenarios, una tasa de crecimiento cero en Japón para 2011 no debería afectar la velocidad de crucero de la recuperación mundial.

Posiblemente el mayor impacto se perciba en las cadenas de suministro de inputs a terceros países. Japón está estrechamente arraigado en la red productiva mundial como proveedor crítico de material tecnológico, cuya desaparición temporal está paralizando la actividad de sus clientes.

Las secuelas de la ‘década perdida’ han hecho de Japón un beneficiario de la recuperación mundial mas que un impulsor de la misma. Alternativamente la restauración del país requerirá bienes y servicios foráneos que beneficiarán a estos y un nuevo empuje a las subsidiarias japonesas en el extranjero proporcionará igualmente un rebote moderado al resto del mundo.

El diagnóstico, en su consecuencia, y siempre que la crisis nuclear no se agrave, es moderadamente optimista y su respuesta manejable. Otra cosa –al margen del presente cataclismo- es como prolongarán sus gobernantes la senda de una economía competitiva y cómo preservarán las conquistas del estado del bienestar para un colectivo de 127 millones de personas que envejece a marchas forzadas.

Un comentario final: el PIB es un indicador que computa indiscriminadamente verdades y falacias. Los miles de millones de pérdidas producidas en la reciente catástrofe dejarán impávido al indicador estadístico, sin reflexión alguna sobre la incidencia en el consumo futuro derivada de la destrucción del stock de riqueza(entre un 5 y un 7% del PIB), ni del lastre de un creciente endeudamiento. Y, sin embargo, cada ladrillo utilizado en la tarea de reconstrucción pasará a engrosar, automáticamente, la cuota incremental del PIB. Aunque la renta se recupere, la resurrección de la maltrecha economía del país del sol naciente convivirá con un país empobrecido que tardará años en recuperar su riqueza neta (activos menos endeudamiento) industrial, energética y ecológica.

domingo, 13 de marzo de 2011

James Stewart ha muerto. (El Correo,13.03.11)

‘James Stewart ha muerto’.

Manfred Nolte

“Jimmy Stewart is dead”, la versión inglesa del encabezamiento de este artículo, es el título original de una reciente publicación(Wyley, 2010) de Laurence Kottlikoff, un anónimo catedrático de economía de la Universidad de Boston que ha escalado niveles de popularidad debido a sus controvertidas tesis acerca de los requisitos de un sector financiero sostenible.

El título alude al papel de un banquero bueno, protagonizado por James Stewart en el filme ‘¡qué bello es vivir!’, una cinta irrepetible llena de fuerza, un clásico del cine dirigido por la mano maestra de Frank Capra.

James Stewart ha muerto y con él su personaje de celuloide, artífice de una forma honrada y modesta de hacer banca, que se reputa romántica e inusual. Pero se cita como emotivo recuerdo de un ejemplo que, definitivamente, fue mejor.

Para Kottlikoff, las amargas consecuencias de la crisis de origen bancario que padecemos, hacen detestable el actual diseño del sector, y por ello brinda su propia solución de futuro.

La alternativa se llama ‘banca restringida’.

La ‘banca restringida’ contiene dos ingredientes fundamentales: En primer lugar la creación de un único regulador-calificador de naturaleza pública que detenta la exclusiva tanto de la fijación de las calificaciones crediticias-’ratings’-, como de la regulación y supervisión del sector financiero en su acepción más amplia. Podría llamarse ‘Autoridad financiera central’.

En segundo lugar la conversión de todas las instituciones: bancos, cajas, ‘hedge-funds’, sociedades de capital riesgo, sociedades de valores y todo tipo de entidades parabancarias en una única categoría genérica de ‘fondos de inversión’, clasificados y diferenciados con posterioridad según su objeto y la naturaleza de su cartera.

La moraleja económica de la propuesta es muy simple. Si deseamos que los mercados financieros funcionen, deben desterrarse determinadas prácticas bancarias especulativas y restringir su objeto social a dos funciones cardinales: la mediación en el sistema de pagos y la interconexión entre prestamistas y prestatarios.

Descendamos al detalle.

La liquidez disponible en caja por las entidades financieras, en porcentaje de los depósitos a la vista, no será la cifra irrisoria que prescriben las normativas actuales, por lo general en torno al 2 por ciento. En el nuevo escenario pasaría a ser del 100 por cien.

Para asegurar la conexión de los mercados de ahorradores e inversores, las entidades crediticias empaquetarán activos de índole variada dentro de diversos fondos de inversión, comercializándolos entre sus depositantes. Conociendo en cada instante la calificación otorgada por la ‘Autoridad Financiera Central’, estos suscribirán participaciones en fondos de liquidez, de préstamos a ‘pymes’ o grandes empresas, de operaciones hipotecarias, graduados por plazo y riesgo, de rendimiento fijo o variable, con o sin ventanas de liquidez.

El referente es ‘Fidelity’, ‘Pimco’, ‘Dexia’ o cualquier otra marca respetada, distribuidora de fondos de Inversión. El modelo no es Bearn Stearns. No es Lehman Brothers.

Naturalmente, el Banco cobrará religiosamente comisiones por su tarea de intermediación. Y ello no significará que no pueda abordar operaciones arriesgadas, y especular donde lo juzgue conveniente, pero siempre por el monto de sus propios fondos, del dinero de su propiedad, sin comprometer el de sus depositantes. Pudiera el banco quebrar, pero los Fondos, con sus patrimonios respectivos, preservarían su autonomía, sin sufrir el contagio de su gestor depositario.

Con la adopción de una ‘Banca restringida’ las crisis financieras resultarían virtualmente imposibles. No solo por la plataforma de riesgo, cuya eliminación ha sido relatada. También por la plataforma de liquidez. La oferta monetaria sería controlada por los bancos centrales que venderían o comprarían títulos del tesoro, una vez que los bancos quedaran inhabilitados para aumentar o reducir el saldo de sus depósitos a través del multiplicador del crédito. Y lo que es igualmente relevante: la necesidad de capitalización de las entidades –el becerro de oro de las reformas en curso- pasaría a un discreto segundo lugar.

Los Bancos de Inversión, por su parte, se dedicarían a la consultoría , aconsejando a sus clientes en materia de fusiones, adquisiciones, IPOs, OPAs y demás sopas de letras, y las firmas de Brokerage de valores mediarían la compraventa de títulos a cambio de un corretaje. Ninguno de ellos podría invertir en las compañías de sus clientes. Los ‘Hedge Funds’ contribuirían a aquello para lo que fueron creados: la cobertura y limitación de los riesgos incurridos. Al igual que las aseguradoras. Las empresas de ‘rating’ privadas deberían reconvertirse.

El modelo de Kotlikoff, tan utópico como deseable, aliviaría alguna parte de la esquizofrenia mercantil de nuestra sociedad: un arquetipo desencajado que proclama su fe absoluta en el librecambio y el interés privado, pero que es incapaz de sobrevivir sin subsidios, garantías, coberturas de bienestar y de todo tipo de acciones de protección públicas, que nunca tildará de intrusas.

domingo, 27 de febrero de 2011

La cara oscura del microcrédito. (El Correo,27.02.11)

La cara oscura del microcrédito.

Manfred Nolte

Cuando Muhammad Yunus visitó Bilbao en octubre de 2003 ya portaba la aureola del líder carismático. Aun no había sido declarado Nobel de la Paz, pero su presencia en el palacio Euskalduna, para el lanzamiento del proyecto ‘Solidarioa’, el Banco social promovido por BBK, congregó a un variopinto colectivo de simpatizantes, que veía en Yunus al santo de nuevo cuño, al Gandhi de una cruzada pacífica contra la pobreza y la exclusión.

En el auditorio, con tono metódico fue desgranando las páginas sucesivas de una construcción antológica: ‘Grameen Bank’, literalmente ‘el banco de las aldeas’, el banco de los pobres. En 1976, Yunus, catedrático de economía en la Universidad de Chittagong (Bangladés), realiza un experimento pionero asignando 27 dólares a 42 mujeres de un poblacho colindante al campus: Zobra. Una irrisoria suma de dinero –el primer microcrédito de la era moderna- concedido sin garantía colateral, pero siempre con el compromiso colectivo de cuatro o cinco personas, que les permitirá, con dosis adecuadas de ingenio y perseverancia, iniciar la huída de la trampa de la pobreza. Pequeños utensilios fabriles, unas aves de corral, tal acopio de materias primas compartido y el milagro se produce. En Octubre de 1983, el proyecto se transforma en ‘Grameen Bank’, un banco independiente con una normativa y requerimientos adecuados a su misión. Dos representantes del Gobierno tomarán asiento en su Consejo.

‘Grameen’ es una historia de éxito. Con 2500 sucursales y 8700 millones de dólares en la cartera de préstamos, la tasa de morosidad apenas supera el 2%. Los beneficiarios son abrumadoramente mujeres, y el 94 por ciento de su capital está constituido por los propios titulares de sus créditos. El 6% restante pertenece al Gobierno.

Pero el ciclo, que todo lo transforma, ha envuelto al laureado, a su obra y a la propia dimensión del microcrédito, del que está mostrando su cara más oscura.

Abul Mal Abdul Muhit, ministro de finanzas de Bangladesh sostiene que Yunus es demasiado viejo para gestionar un Banco y que debe abdicar. Las presiones nacen de algunas alegaciones presentadas en un documental televisivo según las cuales Yunus desvió ilegalmente fondos destinados al ‘Grameen Bank’. ‘Grameen’ ha desmentido los cargos, y Noruega, el donante principal del Banco ha certificado la inexistencia de cualquier acción fraudulenta. Detrás de las apariencias parece esconderse una burda represalia promovida por políticos en ejercicio a los que el líder bengalí ha tachado en repetidas ocasiones de corruptos y por su conato de encabezar una formación electoral, empeño que no llegó a consumar.

Sin embargo, la auténtica fatalidad, la que ataca el centro neurálgico del proyecto radica en la proliferación de nuevas compañías de microcréditos, esta vez con declarado ánimo de lucro y que han introducido una dinámica de préstamos a tipos tan confusos como abusivos, alimentando el ‘riesgo moral’, estimulando a los prestamistas a seguir endeudándose con un marketing agresivo que en poco difiere del ‘mercado basura’ surgido en Estados Unidos en el prólogo de la gran crisis.

Este ‘subprime’ de los miserables ha desatado la indignación de Yunus, que tacha a los nuevos banqueros de ‘tiburones’, sobre todo a raíz de la cadena de suicidios –más de dos centenares- registrados en India, un país donde la deshonra por un impago se traslada de una generación a la siguiente. ‘Que no se autoproclamen ‘entidades de microfinanzas’’ ha implorado el Nóbel asiático, estos saqueadores que engañan, intimidan y extorsionan a clientes indefensos.

Para concluir enlazando con el sector más escéptico en relación a los sistemas de ayudas, ¿cómo se inscribe este fenómeno en la agenda global del desarrollo? Las microfinanzas solo son un fenómeno poético aunque sea de extraordinario aliento. La financiación de la pobreza elude tratar de sus causas primarias, entre las que no figura la exclusión del crédito sino, sobre todo, la exclusión del poder, de la participación democrática y del bien común. Las microfinanzas no abordan esta problemática.

Una mirada más atenta a innumerables agregados sociales del planeta, como el que ha desatado la reciente revolución social en Egipto, nos remite a una juventud desencantada, con aceptables habilidades productivas pero sin empleo, una generación que contempla en los medios de comunicación el brillo y boato de la prosperidad global aunque ella solamente sienta en sus carnes el cilicio de la redoblada austeridad neoliberal.

En Túnez, un joven graduado incapaz de encontrar trabajo improvisó un puesto de frutas y vegetales. Cuando la policía lo desmontó por carecer del correspondiente permiso, el muchacho prendió fuego a su cuerpo, y con él, a todo el norte de África. A los millones de jóvenes de su perfil y ambiciones, los microcréditos no van a conferirles un futuro razonable. Buscan desesperadamente un cambio estructural, la superación de desigualdades sórdidas y lesivas y el fin de los regímenes autoritarios que las toleran . Anhelan un futuro distinto, algo más que compasión, más que una mera conciencia de su propia pobreza aliviada o diferida.

domingo, 13 de febrero de 2011

Cajas de Ahorro:¿Por quien doblan las campanas? (Largo)

Cajas de ahorro: ¿Por quién doblan las campanas?

Manfred Nolte.

El miércoles de esta semana la Vicepresidenta económica Elena Salgado ha confirmado algunas directrices para el saneamiento del sector financiero, adelantadas en rueda de prensa el 24 del pasado mes de enero.

Básicamente, consisten en la observancia de un ratio de “core capital” (capital y reservas sobre activos en riesgo) del 8%, el umbral normativo más alto del mundo, y que será aún más riguroso- el 10%- para el caso de aquellas entidades que no coticen en bolsa, o no tengan presencia en su capital de al menos el 20% de inversores privados, y que además detenten una proporción de vencimientos pendientes de financiación mayorista superior al 20%. Estos supuestos alcanzan en plena línea de flotación a las cajas de ahorro.

Para adaptarse a las nuevas exigencias, las cajas deberán procurarse inversores institucionales en el período inaplazable que media hasta el próximo mes de setiembre o bien dar entrada al ‘Fondo de reestructuración bancaria ordenada’ (FROB) quien inyectaría capital en ellas previa su transformación en bancos, tomando las riendas de su gestión. En estas circunstancias, un número indeterminado de cajas resultaría nacionalizado interinamente durante un máximo de cinco años, para ,una vez saneadas, ser vendidas al postor de turno, bien un banco nacional o extranjero, tal vez recientemente rescatado con los fondos de los contribuyentes, o uno de esos fondos que ya recorren los bufetes de la capital, especialmente adiestrados para hacer el agosto en los ‘outlets’ y bazares de las rebajas.

La ciclotimia normativa sobreviene precisamente en el momento en que la industria cajera acaba de satisfacer escrupulosamente las condiciones estipuladas en el Real Decreto Ley 11/2010 , de julio pasado. En su consecuencia, laboriosos procesos de negociación culminados en fórmulas de integración(SIPs), fusiones o absorciones han adelgazado a fecha de hoy el mapa de las cajas haciéndolo mas versátil y competitivo.

A la desorientación provocada por esta brusca maniobra regulatoria de frenado y marcha atrás, sigue un formato de discriminación del escenario de juego (‘playing field’) tanto respecto de los bancos nacionales, algo que traspasa los límites de toda lógica, como en relación a sus homónimos europeos, que atraviesan por análogos o mayores problemas, pero que disponen hasta 2019 para capitalizarse según los requerimientos postulados por Basilea III.

Pero es que, además, la iniciativa acarrea algunos males mayores para la economía española en su conjunto, con independencia de rubricar la eutanasia gradual de la profesión.

A pesar de que las cajas están provisionadas conforme a lo preceptuado por el supervisor, y algunas de ellas superan con holgura incluso las exigencias de los nuevos requerimientos, el mensaje lanzado por el Gobierno podría confundir gravemente a la ciudadanía, que puede atisbar tras la catarata de normas poco menos que la quiebra generalizada del sector.

A contrarreloj, las entidades de ahorro se verán obligadas a desapalancar posiciones comenzando con su cartera de participaciones industriales , siendo igualmente inevitable una nueva contracción del crédito, que hará más penosa aún la ya precaria financiación de particulares y muy especialmente de las pymes.

Irreparable resultará la desaparición a medio plazo del dividendo social de las Cajas. ¿Se ha pensado por un instante quien repondrá los cerca de 2000 millones de euros anuales de obra benéfica, un ‘pay-out’ superior al 30% de los beneficios netos del sector? ¿Y qué proyecto remplazará sus fines fundacionales coadyuvando al desarrollo de la iniciativas regionales, evitando la exclusión de los más frágiles y necesitados, fomentando la competencia financiera y el ahorro popular?

A medio o aun a corto plazo, la transformación o eventual absorción del 50% del sistema, aumentará la concentración del sector financiero justamente en un momento en que los reguladores de todo el planeta cuestionan la trayectoria de la entidades ‘demasiado grandes para quebrar’, portadoras del germen del riesgo sistémico.

No se trata de ignorar los graves problemas del colectivo. Pero es evidente que las Cajas son el chivo expiatorio, los rehenes canjeados en la operación de rescate de la credibilidad exterior del país.

Según ha expresado la Vicepresidenta Salgado en sendas misivas al presidente de la CECA, Isidre Fainé, y a su colega en la Asociación Española de Banca, Miguel Martín, informándoles sobre ‘el plan de reforzamiento del sector financiero’, el objetivo prioritario del mismo es ‘recuperar la confianza de los mercados en la solidez de la economía española y en la credibilidad de sus entidades financieras, y facilitar la financiación de éstas, garantizando la canalización del crédito a la economía real, y con ellos, el crecimiento y el empleo’

La segunda de las razones esgrimidas en la carta es contradictoria en sus propios términos, como se ha puntualizado anteriormente y tal y como respetadas voces de la academia y de la profesión se han encargado de remachar.

En cuanto a la primera y principal, mucho nos tememos que este delirio terapéutico, - sin haber ahondado con sosiego y responsabilidad en otras alternativas-, exclusivamente por acallar de forma transitoria el recelo de los inversores internacionales, ahonde la desmoralización y el complejo de inferioridad de nuestros dirigentes políticos, una vez vuelvan a ser árbitros imparciales de sus actos, y mediten lo que han compelido a transformarse y diluirse hasta su desaparición.

Suponiendo que la inmolación ejemplarizante del colectivo de Cajas de ahorro se considerase una ‘razón de Estado’, en los términos acuñados por Maquiavelo para describir las medidas adoptadas por un gobierno cuando tras ellas se preservan valores mayores del Estado, superiores a los individuales o colectivos de la ciudadanía, habría que rendirse. Pero en este caso, para que la sedación de los mercados exteriores fuese aún mas gratificante y duradera, el requisito de ‘core capital’ debería elevarse con arrojo hasta el 15 o el 20 por ciento. O mejor aún al 25. Ello obligaría al desembarco automático del FROB en la totalidad del colectivo de Cajas y así, el Gobierno y aquellas formaciones políticas que lo han apoyado sin fisuras, incluido el Banco de España, ganarían por goleada el match de la dañada reputación internacional.

El ‘Guiness’ les acreditaría el record planetario de la capitalización, la madre de todas las exigencias regulatorias. Por su parte, los historiadores del mañana tal vez les recuerden como los promotores del mayor escamoteo financiero de la democracia: el desprecio a una brillantísima ejecutoria social de dos centurias y un frontal insulto a la inteligencia.

Paralelamente, como se trata de una idea portentosa, podrían sugerir a Ángela Merkel que hiciese lo propio con las ‘Sparkassen’ y ‘Landesbanken’ alemanas


Doblan las campanas por las Cajas(El Correo, 13.02.11)

Doblan las campanas por las Cajas.

Manfred Nolte.

El miércoles de esta misma semana la Vicepresidenta económica Elena Salgado ha adelantado las últimas directrices para el saneamiento del sector financiero. Básicamente, consisten en la observancia de un ratio de “core capital” (capital y reservas sobre activos en riesgo) del 8%, el umbral normativo más alto del mundo, y que será aún mayor- el 10%- para el caso de aquellas entidades que no coticen, o no tengan presencia en su capital de al menos el 20% de inversores privados, y que además tengan una proporción de vencimientos pendientes de financiación mayorista superior al 20%. Estos supuestos alcanzan en plena línea de flotación a las cajas de ahorro.

Para adaptarse a estas exigencias, las cajas deberán procurarse inversores institucionales en el período inaplazable que media hasta el próximo mes de setiembre o bien dar entrada al ‘Fondo de reestructuración bancaria ordenada’ (FROB) quien inyectaría capital en ellas previa su transformación en bancos, tomando las riendas de su gestión. En estas circunstancias, un número indeterminado de cajas resultarían nacionalizadas interinamente durante un máximo de cinco años, para ,una vez saneadas, ser vendidas al postor de turno, bien un banco nacional o internacional, tal vez recientemente rescatado con los fondos de los contribuyentes, o uno de esos fondos especialmente adiestrados para hacer el agosto en los ‘outlets’ y bazares de las rebajas.

La ciclotimia normativa sobreviene cuando la industria cajera acaba de satisfacer los requisitos estipulados en el Real Decreto Ley 11/2010 , de julio pasado. Laboriosos procesos de negociación culminados en formulas de integración(SIPs), fusiones o absorciones han adelgazado el mapa de las cajas haciéndolo mas versátil y competitivo.

A la desorientación provocada por esta brusca maniobra regulatoria de frenado y marcha atrás, seguirá una etapa de discriminación del escenario de juego (‘playing field’) donde el sector financiero español en general y las cajas de ahorro en particular competirán en notoria inferioridad de condiciones con sus homónimos europeos, que atraviesan por análogos problemas, pero que disponen hasta 2019 para capitalizarse según los requerimientos postulados por Basilea III.

Pero es que, además, la iniciativa acarrea algunos males mayores para la economía española en su conjunto, con independencia de rubricar la eutanasia gradual de la profesión.

A pesar de que las cajas están provisionadas conforme a lo preceptuado por el supervisor, y algunas de ellas superan con holgura las exigencias de los nuevos requerimientos, el mensaje lanzado por el Gobierno podría confundir gravemente a la ciudadanía, que puede atisbar tras la catarata de normas poco menos que la quiebra generalizada del sector.

A contrarreloj, las entidades de ahorro se verán obligadas a desapalancar posiciones comenzando con su cartera de participaciones industriales , siendo igualmente inevitable una nueva contracción del crédito, que hará más penosa aún la ya precaria financiación de particulares y muy especialmente de las pymes.

Irreparable resultará la desaparición a medio plazo del dividendo social de las Cajas. ¿Se ha pensado por un instante quien repondrá los 3000 millones de euros anuales de obra benéfica, un ‘pay-out’ del 30% de los beneficios netos del sector? ¿Y qué iniciativa remplazará sus fines fundacionales coadyuvando al desarrollo de la iniciativas regionales, evitando la exclusión de los más frágiles y necesitados, fomentando la competencia financiera y el ahorro popular?

A medio o aun a corto plazo, la transformación o eventual absorción del 50% del sistema, aumentará la concentración del sector financiero justamente en un momento en que los reguladores de todo el planeta cuestionan la trayectoria de la entidades ‘demasiado grandes para quebrar’.

No se trata de ignorar los graves problemas del colectivo. Pero es evidente que las Cajas son el chivo expiatorio, los rehenes canjeados en la operación de rescate de la credibilidad exterior del país. Mucho nos tememos que esta locura terapéutica, - sin haber ahondado en otras alternativas-, acallando transitoriamente el recelo de los inversores internacionales, ahonde la desmoralización y el complejo de inferioridad de nuestros responsables políticos, una vez vuelvan a ser jueces imparciales de sus actos, y sepan lo que han impulsado a transformarse hasta su disolución.

Suponiendo que fuera vital la inmolación ejemplarizante del colectivo de las Cajas de Ahorro, hágase, pero para que la sedación de los mercados exteriores sea aún mas gratificante y duradera, elévese el requisito de ‘core capital’ hasta el 15 o el 20 por ciento. O mejor aún al 25. Ello obligaría al desembarco del FROB en la totalidad de Cajas y así, este Gobierno y aquellas formaciones que lo han apoyado sin fisuras, incluido el Banco de España, ganarían por goleada el partido de su reputación internacional.

El ‘Guiness’ les acreditaría el record planetario de todas las exigencias regulatorias.

Los historiadores del futuro tal vez les recuerden como los promotores del mayor escamoteo financiero de la democracia: el desprecio a una brillantísima ejecutoria social de dos centurias y un claro insulto a la inteligencia.

Seguidamente podrían sugerir a Ángela Merkel que hiciese lo propio con las ‘Sparkassen’ alemanas.