Capitalismo 3.0.
Manfred Nolte
Pocos postulados científicos han resultado tan provocativos como el atribuido a Charles Darwin en relación a “la supervivencia del mas apto”, acuñado en realidad por su coetáneo Herbert Spencer, y que el autor de “El Origen de las especies” prefirió sustituir por el de la “selección natural”. Las revolucionarias teorías del naturalista ingles se aprovecharon como forma de justificación de diferencias sociales y raciales, sobre todo del maltusianismo imperante en la época. El termino “darwinismo” fue apropiado como fundamento del progreso libre del mercado, del capitalismo radical, y aun del colonialismo y el neoimperialismo.
En cualquier caso el homo sapiens evolutivo no reniega ideológicamente de una ficción anterior, la del “homo economicus” que maximiza su utilidad tratando de obtener los mayores beneficios posibles con el menor esfuerzo. En palabras de Adam Smith, “al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho mas eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo”, como parte integrante de un sistema –el liberal- donde una mano invisible guía al mercado asignando de forma optima los bienes de la economía, compensando los desequilibrios y predeterminando aquellas instituciones que hacen innecesaria, o incluso nociva, la presencia del Estado.
El primer capitalismo versión 1.0., traducción en lo económico del ideario liberal que considera al individuo la unidad última y fundamental del orden social, ha acarreado ingentes dosis de progreso a la humanidad, crecimiento sin precedentes en Europa y el norte del continente americano, con una reducción meteórica de la tasa de desempleo, el nacimiento del estado del Bienestar, el advenimiento de Asia como una región de crecimientos espectaculares, la expansión de amplias zonas de Latinoamérica, la transformación de China y otras muchas bondades mas.
Pero simultáneamente las bolsas de pobreza del planeta se acrecientan arrastrando al desamparo a millones de seres humanos, sin esperanza de supervivencia. Más aun, en contra de sus mas íntimos postulados, el capitalismo liberal se revuelve contra sus propias criaturas desatando cíclicamente devastadores procesos de involución, sometiendo también a los países del norte a una infame dinámica de paro y retroceso en los niveles de renta y bienestar. Karl Marx, que reconoció el inevitable avance del capitalismo como parte de las leyes ciegas de la evolución en el materialismo histórico, estaría obligado a criticarlo y posteriormente a combatirlo por el carácter endémico de las crisis en su sistema de producción. Desde sus raíces morales, los clásicos, Marx entre ellos, denunciaron los estragos económicos y morales, consustanciales a la exaltación sin límites de la doctrina absolutista del “laissez-faire”.
Con la gran Crisis del 29 Keynes instaura una nueva versión, el Capitalismo 2.0. La Teoría General no contempla que el capitalismo se bata en retirada y Keynes trata de refundarlo y hacerlo mas eficiente en un plano de economía mixta, con un papel estelar asignado a la política fiscal, en el marco de una determinada Intervención estatal. Como ha dicho Paul Krugman “Keynes vino a salvar el capitalismo, no a hundirlo”. Al término de la segunda guerra mundial se inicia una era de 25 años de hegemonía del pensamiento keynesiano.
El posterior agotamiento de las políticas de corte intervencionista llevaron a una resurrección del pensamiento liberal, el neo-liberalismo, que encuentra en el “Consenso de Washington” su máxima representatividad. Tras la caída del muro de Berlín y la desaparición del comunismo, muchos de sus seguidores se mudan de la vieja religión de Marx a la renovada mística de los mercados libres.
Pero apenas ha sido un centelleo, un fugaz instante en el mapa de la evolución darwiniana, alrededor de 80 años en los que occidente ha padecido sus crisis cíclicas y recurrentes y el Sur no ha sido capaz de librarse de sus hambrunas y del desamparo secular.
Se ha alzado el telón y tenemos en escena una nueva depresión, la mas grave crisis de superproducción, financiera y real desde los años del gran desastre de Wall Street en 1929, quizás la mas severa de todos los tiempos modernos, desde la revolución industrial.
Los gobiernos de todo el planeta se afanan en aplicar medidas monetarias, de rescate y de estimulo fiscal, para tratar de sofocar el colosal incendio. Aún no lo han conseguido y siguen consumiéndose hectáreas de tejido social.
A medio plazo surge el gran interrogante de la nueva gobernanza. La cuestión no es saber si el neoliberalismo está vivo o muerto, sino averiguar qué o quien lo va a remplazar. Se trata de reinventar el capitalismo y editar su versión 3.0.